domingo, 18 de enero de 2015

A ti te encontré en la calle

Desde pequeña cosa que veía en la calle y me llamaba la atención, cosa que cogía y me llevaba a casa. Entonces escuchaba el sermón de mi madre: Me duele la boca de decirte que no cojas nada del suelo a no ser que sea dinero, hazme el favor, que no sabes de donde viene y vas a pillar algo. Pero como he sido siempre de llevar la contraria, de andar mirando al suelo y de quedarme con lo que nadie quiere, no lo podía evitar.

He decidido hacer una recopilación de entre toda la basura que he recogido:

6 años, patio del colegio La Asunción, Elefantito sin cabeza: Una de las primeras cosas que recuerdo encontrarme. Me lo encontré sin cabeza y en mi imaginación el elefante tenía que haber tenido una cara adorable, pero la perdió. Guardé el broche como un tesoro porque para mí era bonito y me daba pena que lo hubieran tirado por estar roto.



8 años, Urbanización del Parque del Cubillas, Supertramp: un domingo aburrido de invierno vi una cinta de cassette en el suelo y pensé ¡que bien, una cinta para grabar tonterías encima! era grabada y habían escrito el nombre del grupo en la pegatina a máquina de escribir. Yo no sabía qué era eso de Supertramp y fue una decepción cuando la oí y no me gustó especialmente, pero el encontrarla y la curiosidad de averiguar a qué sonaba aquello llamado así es algo que recuerdo.

12 años, plaza de La Caleta, Armónica china: la armónica mas fea que haya visto en mi vida, por cierto. La subí a casa porque ya tenía otra y así podíamos tocar las dos a la vez y deleitar a todos. Pero la metí en un cajón y allí se quedó hasta que un día mi hermana la descubrió y empezó a tocarla con mucho entusiasmo, le sonaba aquello tan bien que llegó a decir "he descubierto mi don". En realidad sonaba fatal y tenía que parar, así que le dije que venía de la calle y  se descompuso de pensar que llevaba un rato chupando aquello, me reí bastante. Luego descubrió que su don era cantar saetas inventadas a lo Sara Montiel pero no pude hacer nada contra eso.





25 años, plaza de La caleta, El libro del despecho: Encontrar libros es una cosa que supongo que a cualquiera le hace ilusión, y muchísmo más si tienen una dedicatoria como éste. El libro estaba sobre una maceta y lo abrí:




David y Rosario se querían a tope en el 94 ¿Qué pasaría entre ellos? ¿Qué rompió la relación? ¿Se lo tiraría a la cabeza? ¿Qué le hizo? ¿Sería peor que llenarle la casa de mierda de perro, coger los libros y los discos que tuviera, llevarlos al monte y  prenderles fuego y grabarlo en vídeo para enseñárselo luego? La clave está en el pedazo que falta y nunca lo sabremos.

27 años, cubo de la basura cerca de la plaza de toros, Barbie Basuri: Una espina que tengo clavada es que nunca tuve una Barbie, tuve barriguitas, Nancys, nenucos, y la Chabel cenicienta, pero ni una Barbie. Así que cuando la ví al lado de un cubo de basura rodeada de más muñecos abanonados la tuve que rescatar de allí. Pobre, ¡qué cosas habría visto en la calle! la lavé, le desenredé el pelo y la puse decente. Como sólo tenía un traje estilo mamachicho en mi 28 cumpleaños mi madre le cosió un vestido elegante y me la encontré vestida de gala sobre la cama (yo creo que lo hizo para resarcirme). Ya me he quitado esa espinita y está preparada para ser regalada a una niña de verdad.


Barbie un poco desorientada después del rescate.
Barbie desorientada después del rescate.



29 años, pantano del cubillas, lo mejor de todo: Esta es Barbi (de Bárbara), que no Barbie, y nos encontró a nosotras en verano.




2 comentarios: